domingo, 28 de abril de 2013

La belleza

Paso a paso, por las calles goteadas, se llena mi cuerpo de belleza. Por encima de los adoquines fluye un manto de belleza imperceptible para el tumulto de la vida diaria, cotidiana, rutinaria, perdida. Ando como un ente invisible entre la gente de carne y hueso y me empapa la belleza de los tejados mojados y brillantes, de los árboles en flor que asoman tímidos, casi imperceptibles en las esquinas e irrumpen en el mundo con encarnadas raíces, trayendo bello e inigualable olor a tierra a nuestras urbanas orbes. Belleza, en los fugaces cantos de mirlos y alondras en los días de domingo. Belleza en los frontones de las iglesias y catedrales, en las piedras puestas allí, en aquellos muros, por las manos de otros hombres, en otros tiempos. Belleza, al pensar que aquellos hombres y muchos otros después, vieron las mismas piedras que hoy acaricio con la mano y la mirada. Belleza al ver y belleza al imaginar. Belleza. 



domingo, 21 de abril de 2013

Cronos y yo


René Magritte - La reproduction interdite (1937)
Estoy robando mi tiempo.
He entrado en la casa de Cronos por la ventana.
Sigilosamente, me resbalo entre citas innecesarias,
conversaciones huecas y situaciones recurrentes,
entre espejos y espejismos.
Los muebles están cubiertos por gruesas capas
de polvo cotidiano.
Al caer, resuenan las hileras de tazas de café y
copas de vino vacías, huecas, olvidadas.
Cerca del suelo, el aire es denso, plomizo, insoportable.
Busco entre las sombras mi tiempo perdido,
mi tiempo presente,
mi tiempo futuro.
Nada.
Mi cuerpo se quiebra al levantarse.
Mis manos apoyan, desesperadas, el impulso.
Mi cabeza intenta ordenar las sombras.
Un viento hierático las reúne en un soplo.
Y allí, en la oscuridad, está Cronos, tendiéndome la mano.
La tomo. Me levanto.
Vuelvo a sentir el latir de mi tiempo.
¡Imposible robarlo!
¡Es mío.!


jueves, 11 de abril de 2013

Tiempo



Días rotos en pedazos, mil cristales recogidos
Restringido el recorrido de minutos ya dormidos
Los segundos gritan tristes lamentando su fortuna
Mueren, apenas nacidos, meciendo la eterna cuna

Mil hermanos se apoderan de la torre ilusoria
Y de mano en mano cuentan el errar de la historia
Viven construyendo algo, que al instante se destruye
Sísifos entrelazados, mientras que la vida fluye

Recogiendo los recuerdos de sus efímeras vidas
Vaga el tiempo descontando llantos, iras y caídas
En el viejo minutario, yace un lustro perdido
Implorándole al segundo un futuro ya vivido

Mil notarios avalan las mentiras del ayer
Sin sentido se deslizan mil pasados de papel
Entre el hoy y el mañana se estremece un nuevo día
Débil ser que se encamina hacia la agonía

Moribundo, el que hoy nació por la mañana
Arde con rayos salvajes derritiendo las ventanas
Lentamente se desangra ante la oscuridad
Aceptando los designios sin humana vanidad

Días rotos en pedazos, mil colores recogidos
Restringido el recorrido de minutos ya dormidos
Los segundos cantan himnos alabando su fortuna
Mueren, apenas nacidos, meciendo la eterna cuna

Elena Salajan 2013




miércoles, 10 de abril de 2013

Pequeña eternidad

Una noche horrible. Pies fríos, almohada dura y manta demasiado corta. La mañana se despierta al amanecer y se vuelve a mecer en un rato de sueño disimulado, robado al nuevo día que empieza a asomar por las rendijas.
Te despiertas.  Pones los pies en el suelo y te agarras a él. Dos ventosas caminando por el salón. Me tengo que agarrar al suelo. Tengo que empezar a vivir el día. Café. Sí, café y dulces. Sí, los dulces que compré ayer. El agua se está calentando.
Silencio.
El café y los dulces saltan a la bandeja, que acercas sigilosamente al sofá.
Silencio. Comes en silencio.
Las papilas gustativas están adormecidas. Comes con los ojos; comes sin saber que estás comiendo. No hay realidad en este rato. Estás sólo tú. Estás tú solo.
El tiempo pasa envuelto en nubes de algodón. Te gustaría quedarte así para siempre, sólo tú, tú solo con el café y los dulces, sin tiempo, sin días, sin noches, sin horarios, sin fechas, sin la consciencia de que algo pueda ser  pasajero.

lunes, 8 de abril de 2013

¿arte?

A principios del siglo XXI, los cambios sociales no entienden de igualdades, y el arte se ha puesto al servicio del sistema, no del hombre propiamente dicho. 

(César Oliva; La última escena)


domingo, 7 de abril de 2013

Aprender a respirar

Creo sinceramente que el gran descubrimiento del nuevo milenio es aprender a respirar.
Sí, lo hemos olvidado o desaprendido o quizás nunca lo supimos hacer bien.
Estamos equivocados si pensamos que la física cuántica, las redes sociales, los avances en el terreno de la genética o cualquier otro cachivache tecnológico, son los grandes logros de esta era. No, señores. Lo que de verdad nos ha traído el nuevo siglo y milenio es el método para aprender a respirar. Piénsenlo. Además de ser imprescindible para nuestra existencia, sirve para curar casi cualquier enfermedad física o mental.
Si estás a punto de tener un infarto, respira.
Si te mareas, respira.
Si te duele el estómago, respira.
Si tienes jaqueca, respira.
Si.....respira.
Y así, con un sinfín de respiraciones nos acabaremos curando de todos los males ya que los sistemas sanitarios empiezan a enfermar en la mayoría de los países. Es barato, sano y ecológico.
Por otra parte, la correcta respiración, que empieza en el segundo chackra e invade todo nuestro cuerpo para esfumarse por la nariz, es el antidepresivo más eficaz jamás visto. En lugar de Más Platón y menos Prozac, la versión adaptada al siglo XXI debería llamarse Más respiración y menos medicación con tranquilizantes y antidepresivos. Es barato, eficaz y nos ahorramos el euro por receta.
Como efectos añadidos, se ha descubierto que aquellos que gozan del conocimiento del método respiratorio perfecto, se vuelven inmunes a los males mundanos que los asechan.
Si te despiden, respira.
Si te deshaucian, respira.
Si te roban, respira.
Si te ignoran, respira.
Si te humillan, respira.
Si te toman por tonto, respira.
Si te suben los impuestos, respira.
Si.....respira.
Es un método barato, fácil y elimina la ira.
Por lo tanto, amigo, enemigo, paciente, iracundo,
desempleado, pobre, triste, feliz, nauseabundo:
respira, respira y respira para aguantar tu mundo.