Mi pluma se rompió
y se sentó al lado de un corazón.
El corazón la abandonó y
fue a buscar un alma voladora.
El alma aprendió a volar
y se unió a los pájaros, migrando hacia el sur.
Los pájaros buscaron un árbol
y se sentaron en su regazo.
El árbol llamó al leñador
para acompañarle a su hogar.
El leñador encontró a un artesano
y le regaló el trozo de madera.
El artesano quiso darle sentido
y la transformó en una jaula.
La jaula buscó un pájaro
y lo encerró entre sus barrotes.
El pájaro deseó la libertad
y se hizo pluma.
lunes, 22 de septiembre de 2014
La muerte del sentido
Mi mano se hunde entre letras,
buscando vida en la masa
de signos sin sentido,
que crece sobre pantallas espejo.
Triste el despertar,
triste el sueño
de letras sin palabras definidas,
letras perdidas, descosidas.
Tormentas letreadas me rodean.
De día, con cansancio ojean
los párpados las letras sin sentir.
De noche, las nubes se arquean
sobre los sueños, gotas de plomo virtual,
cargadas de relámpagos mentales,
se tornan en un baile salvaje y mortal.
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